Melanie Klein, que ató apasionadamente su vida al psicoanálisis, es uno de los genios fundadores del psicoanálisis de hoy e, indiscutiblemente, la que ha introducido los modos de pensamiento más distintos en relación con las concepciones freudianas, hasta el punto de haber levantado controversias extremadamente vivas.
Su aportación a la práctica psicoanalítica de los niños ha sido crucial y la ha liberado de los presupuestos pedagógicos que marcaron sus primeros años. A partir de su actividad de analistas de niños es cuando ha elaborado las teorías y los conceptos originales que han modificado los modos de pensamiento del conjunto de los psicoanalistas, aunque fueran sus adversarios. Nociones como la “identificación proyectiva”, la “posición depresiva” o la “posición esquizoparanoide” han ocupado un lugar central en la reflexión psicopatológica. El éxito considerable de las concepciones de Melanie Klein se ha concretado en el desarrollo, dentro del psicoanálisis, de una corriente “kleiniana” que tiende hoy día a ser preponderante en el plano mundial.
