La placentina Laura Mordillo Toledo ha sido una de las cinco investigadoras seleccionadas en el país por la farmacéutica Roche para recibir una de sus becas, en la primera edición de 'Stop Fuga de Cerebros'. Son 60.000 euros que destinará a financiar la línea de investigación que comenzó en 2011 en el Hospital de Parapléjicos de Toledo, en Castilla La Mancha para avanzar en nuevos tratamientos contra el dolor crónico con el que no pueden los fármacos.
Laura Mordillo se licenció en Biología en la Universidad de Extremadura. «Nada más terminar la carrera empecé a trabajar como investigadora en el Hospital de Toledo en nuevos tratamientos en el ámbito de la Neurología mediante técnicas de estimulación cerebral no invasivas», con el objetivo de mejorar la vida a aquellos pacientes con dolores crónicos.
Compaginó su labor como investigadora en Toledo con la realización de un máster y un doctorado en Neurociencia en la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla. «Y en 2012 decidí irme a Italia para continuar desarrollándome como investigadora postdoctoral, porque en España había pocas ayudas». Pero en 2015 la rescató el Gobierno de Castilla La Mancha. «Me ofreció un contrato para que siguiera investigando en Toledo y, por eso, regresé».
Desde entonces avanza en los tratamientos contra el dolor y ahora, con la nueva beca, podrá continuar haciéndolo con el equipo del que forma parte con un neurólogo, una ingeniera de telecomunicaciones y una neuropsicóloga. Aunque los tratamientos que ya han logrado y cuya efectividad han constatado, llevan aplicándolos más de ocho años a los pacientes de Castilla La Mancha que los necesitan. «Tratamos el dolor crónico y no de forma experimental, aplicamos técnicas con corrientes eléctricas y obtenemos una buena respuesta», detalla.
Asegura que los tratamientos que aplican en Toledo serían positivos para Extremadura «porque no los tiene» «Por eso, siendo extremeña, me gustaría implantar o compartir estas mejoras con mi región, y así se lo he planteado al SES aunque, por el momento, no he tenido ninguna respuesta; imagino que lo estarán analizando».
Asegura que los tratamientos que aplican en Toledo serían positivos para Extremadura «porque no los tiene». También, que le gustaría trabajar en su tierra, con la que no ha perdido el contacto. «Cuando terminé la facultad me fui al Hospital de Parapléjicos porque había línea de investigación; en Extremadura no lo intenté, porque la oportunidad surgió en Castilla La Mancha», donde sigue adelante con la investigación biomédica, «porque creo que es imprescindible, porque el objetivo es intentar mejorar la calidad de vida de los pacientes».