Conciliación familia-trabajo

Para que mujeres y hombres puedan disfrutar en igualdad de los mismos derechos sociales, ambos deben contar con las mismas oportunidades para acceder al mercado de trabajo y para permanecer en él, así mismo, la mujer debe alcanzar todas las condiciones de trabajo: retribuciones, formación, conciliación familiar y laboral, etc.

Las mujeres extremeñas han ido incorporándose al mercado laboral de forma paulatina, pero la sociedad y el Estado están siendo lentos en responder con los cambios necesarios. Para que no existan freno en la incorporación de las mujeres en el ámbito público, desequilibrio en las responsabilidades o sobrecarga de trabajo, es fundamental que exista un esfuerzo por democratizar la vida doméstica.

Guía de experiencias enmarcada en el proyecto Acción 3: "Transferencias de protocolos de implantación de Planes de Igualdad de Oportunidades y de Conciliación", es un complemento de un material elaborado previamente en el que se presentaba el modelo de intervención para incorporar la conciliación en las organizaciones laborales a partir del método GEMS. En esta guía da visibilidad y proyección al trabajo realizado por empresas privadas y públicas para afianzar la estrategia de la conciliación familiar, laboral y personal.

Estudio que analiza la situación en materia de conciliación de la vida laboral, familiar y personal entre hombres y mujeres de Extremadura. El propósito es que se convierta en un instrumento de consulta y reflexión para pensar en el diseño, la organización y ejecución de acciones que faciliten el ejercicio de los derechos de conciliación y romper con la percepción de la misma como problema que sufren mayoritariamente las mujeres, apostando por su reconsideración como problema social.

En los setenta se pensaba que las mujeres abandonarían las tareas domésticas conquistando la soñada igualdad. Después se comienzan a reconocer los valores propios del trabajo doméstico, ocultos anteriormente bajo el papel de imposición. Las mujeres al irse incorporando al trabajo remunerado no abandonan el doméstico, al que no se le otorgaba un valor reducible a precios de mercado, y comienzan a vivir la llamada doble presencia.

La incorporación de la mujer al mercado de trabajo y al conjunto de los escenarios de la vida económica y social, una ardua tarea para sus protagonistas, pero un gran éxito de nuestra sociedad y nuestro Estado democrático, que han debido activar este proceso en mucho menos tiempo que otros países de nuestro entorno europeo, se ha producido con algunos desfases en el reparto de papeles y tareas familiares en el ámbito privado.