Cuadernos inacabados

Las Trovadoras, poetisas del amor cortés, es una bella monografía sobre la poesía femenina escrita en lengua de oc durante los siglos XII y XIII e incluye una edición completa del corpus poético de las trovadoras.

Al inicio del tercer milenio la conciencia de más y más mujeres y su fuerza conforman potenciales irrenunciables para la construcción de la humanidad, de cada mujer y de todas, y también para la humanización democrática de los hombres. En este libro se puntualizan los desafíos que las necesdidades, los intereses y las alternativas de las mujeres ofrecen a la construcción de nuevos paradigmas.

El hecho de ser las y los seres humanos cuerpo, un hecho casual pero necesario, un hecho que nos ofrece resistencia todos los días, es, paradójicamente, uno de los grandes problemas no resueltos de la historia y de la historiografía de Occidente desde hace muchos siglos.

El cuerpo indispensable trata de algunos de los significados que el cuerpo femenino ha expresado históricamente en la cultura europea, tanto en el orden patriarcal como en el orden simbólico de la madre.

Esta obra es un recorrido por 326 biofilmografías de mujeres, que desde los albores del cine desafiaron las normas sociales y se pusieron tras las cámaras, para plasmar en el celuloide sus ideas. En este quehacer cinematográfico las directoras han constituido un mosaico de historias y personajes. Este caleidoscopio de formas de hacer cine nos ofrece las imágenes de las mujeres desde un punto de vista diferente, desde el lugar que la propia directora coloca a cada personaje femenino.

La ofensiva militar que estalla el 10 de enero de 1981 en El Salvador dirigida por el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) es el inicio de una guerra civil que cesaría con la firma de los Acuerdos de Paz en enero de 1992.

De los 13600 combatientes el 30% fueron mujeres que participaron activamente en el ejército guerrillero, y en el apoyo logístico el 60% también fueron mujeres.

Uno de los aspectos más relevantes del pensamiento de la comunidad filosófica femenina Diótima es, posiblemente, su interés por los deseos y la realidad cotidiana de los seres humanos. La presencia en sus reflexiones de los sentimientos, experiencias, prácticas, ideas y circunstancias que nos suelen acompañar en nuestra vida es algo que aún hoy me impresiona porque contrasta con el alto grado de especulacióny alejamiento de lo cotidiano que, en general, encontramos en la filosofía.

Tomando los tres temas relacionados de desarrollo, ecología y género, este libro mantiene que existe una íntima conexión entre la degradación de la mujer y la degradación de la naturaleza en la sociedad contemporánea. Ambas degradaciones derivan de las premisas en las que se basa el mal desarrollo, también conocido como desarrollo económico. Este mal desarrollo explotador por definición y cada área de la actividad humana basada en él margina a las mujeres y a la naturaleza.

La lectura de este texto es un ejercicio de reconocimiento de semejanzas simbólicas, sentidos, sensaciones, emociones, pulsaciones, latidos, en donde se destaca en las dos protagonistas el contenido genético de sus producciones. Arquitectónicamente se consideran tres grandes momentos creadores, fragmentarios y a la vez unificadores: Creación, Revelación y Redención. Así se tejen y destejen diversos problemas del lenguaje, pero, sobre todo, se hace ver cómo en las dos visiones se extinguen las fronteras.

Guerras que yo he visto contiene textos de Luisa Murano, Clara Jourdan, Chiara Zamboni, Ida Dominijanni, Simone Weil, Virginia Woolf, Delfina Luisardi, Annarosa Buttarelli, María Zambrano, Elena Laurenzi.

Bombas de risa es un cómic de Pat Carra, cuya introducción corre a cargo de Mª Milagros Rivera Garretas.

Nos cuentas estas activistas autoras del libro como, a partir de otras investigaciones, comenzaron a ver manifestaciones en la vida de las mujeres que trabajan por los derechos humanos de las mujeres patrones que eran tan perturbadores como sorprendentes. Era perturbador todo lo que tenián que enfrentar a diario: altos niveles de estrés crónico, exposición a situaciones traumáticas y enormes cargas de trabajo. Lo sorprendente era que, a pesar de todo eso, las activistas seguían funcionando.